Diario Gestión
13 de enero 2015
Torres Morales, Miguel Ángel
Tributario
Medios, políticos y población centran su interés en la denominada “Ley Pulpín”, pero pocos analizan la ley que promueve a la reactivación de la economía (Ley N 30296). La primera es facultativa (empresas libres de aplicarla y trabajadores de aceptarla), mientras que la segunda es de aplicación obligatoria e inmediata.
Un punto es la fórmula tributaria. A diferencia de reducir el Impuesto General a las Ventas (IGV), sugerido por los políticos, esta aplaza el pago del impuesto General a las Ventas (IGV), sugerido por los políticos, esta aplaza el pago del Impuesto a la Renta (IR) para empresas que no distribuyan utilidades y lo reduce para personas naturales. Si bien no reduce, efectivamente, el IR empresarial (el impuesto sobre utilidades baja de 30% a 28% pero el impuesto sobre dividendo s de 4.1% a 6.8%), sí sería un incentivo que reduce temporalmente la carga tributaria. Sin embargo, la propuesta es incompleta. De nada sirve que una empresa no distribuya utilidades si ello no implica reinvertirlas. Debió ser condicionada a renovar activos, contratar mayor personal o invertir en capacitación del personal.
Otro punto es la reducción de IR a personas naturales. Hoy, los trabajadores formales ven liberados fondos de tributos para consumo e inversión. La medida es interesante porque quien percibe menos ingresos se beneficia porcentualmente más que quien percibe grandes ingresos. Si bien la ley “no” trae beneficios tan reales y otros bastante interesantes, no entendemos por qué legislamos solo para un 40% de la población. No podemos seguir omitiendo en una norma reactivadora al 60% informal de nuestra economía. Grandes ausentes siguen siendo taxistas, productores agrarios, ambulantes, artesanos, entre otros, a quienes seguimos negándole la posibilidad de crecer por mantener vigentes regímenes tributarios complejos y obsoletos.
Si el Estado quiere reactivar la economía debe diseñar mecanismos para que estas microempresas se formalicen sin ver la tributación como una barrera. ¿Acaso diseñar un régimen para ellos, donde no se sacrifican ingresos tributarios (que no existen hoy por ser informales) para formalizarlos, no es una alternativa? Ya es hora de legislar y gobernar para todos.
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