No cabe duda que el mercado online es una excelente fuente de oportunidades empresariales. Durante esta pandemia ha resultado fundamental para la continuidad de los negocios tener un canal digital que permita vender o prestar servicios de forma remota. Es por ello que muchos empresarios están buscando digitalizarse, ya sea creando páginas web o renovándolas a fin de ampliar sus canales de venta o sus fuentes de ingresos. Sin embargo, existe mucho desconocimiento respecto a los distintos aspectos legales que deben de cumplir los empresarios para llevar a cabo sus emprendimientos, y que éstos se encuentren libres de contingencia legales.
En ese sentido, el presente artículo tiene por objeto hacer un breve resumen de los aspectos más importantes que se deben tener en cuenta al momento de crear una página web.
Dominio Web y Marca:
Los nombres de dominio son un elemento identificador importante para la presencia en internet de todo tipo de negocio. El dominio viene a ser el nombre que identifica a una empresa en el tráfico digital y facilita que las personas accedan a nuestra página web, debido a que no pueden existir dos dominios idénticos. Para efectos prácticos, contar con un dominio propio es esencial como estrategia de protección de la marca, y es que, los nombres de dominio son en realidad el registro de la marca en Internet. Resulta fundamental que elija un nombre de dominio que no sea una marca de otra empresa y aún menos una marca notoriamente conocida, ya que, si esto ocurre, podría verse obligado no solo a transferir o invalidar el nombre de dominio sino a pagar una indemnización por daños y perjuicios.
Protección al Consumidor:
Es importante tener en cuenta que los consumidores, al igual que sucede en el mundo offline, gozan de ciertos derechos al momento de comprar o contratar un servicio por internet. Es por ello que resulta imprescindible que una página web cuente con “términos y condiciones” que regulen su funcionamiento. En buena cuenta son las “reglas de juego” de la página web.
El consumidor tiene el derecho a acceder a información oportuna, suficiente, veraz y fácilmente accesible, relevante para tomar una decisión o realizar una elección de consumo que se ajuste a sus intereses, así como para efectuar un uso o consumo adecuado de los productos o servicios. En ese sentido, los términos y condiciones de un sitio web deben: (i) Identificar al titular del Sitio Web; (ii) Describir los productos o servicios que se ofrecen en el Sitio Web; (iii) Detallar de forma clara y exacta la información relativa al proceso de compra del producto o servicio; (iv) Informar sobre el tiempo que se tarda en preparar el envío y su precio; (v) Comunicar sobre las diferentes formas de pago; (vi) Informar acerca de las políticas de devoluciones o reposiciones, así como las garantías que pudiese tener el producto o servicio adquirido.
Adicionalmente, en caso vendan un producto o presten un servicio a través de la página web deben contar con un Libro de Reclamaciones Virtual. Este libro permite al consumidor presentar sus quejas o reclamos, por inconvenientes que surjan frente a la compra de un producto o adquisición de un servicio en línea. INDECOPI efectúa inspecciones de oficio a los proveedores que ofrecen sus servicios y/ o productos a través de su página web.
Las infracciones por incumplir con las normativas de protección al consumidor pueden variar desde una amonestación hasta las 450 UITs.
Protección a los datos personales:
Si a través del sitio web se recopilan datos personales es necesario contar con una política de privacidad. En ella se debe de informar al usuario sobre quién es el responsable del tratamiento de sus datos, los datos personales que se captan, las finalidades para las que se utilizan, la base legal que legitima el tratamiento, el banco de datos personales en donde se almacena y su periodo de almacenamiento y las transferencias nacionales e internacionales-de ser el caso-, de los datos personales. Además, se deberá habilitar un mecanismo (formulario virtual o correo electrónico) para que los usuarios puedan ejercer sus derechos de acceso, rectificación, oposición, cancelación y demás derechos concedidos por la normativa de datos personales, respetando sus plazos y procedimientos.
En el supuesto en que se capten los datos personales para tener una base de datos que sirva para promocionar los productos y servicios, es necesario contar con el consentimiento del usuario. Cabe indicar que, para obtener un consentimiento válido, la normativa de datos personales establece que el consentimiento debe ser previo, libre, inequívoco, expreso e informado. El requisito de “previo” se logra marcando un “checkbox” que indique “He leído y acepto las Políticas de Privacidad”, así como “Acepto me mantengan informado de nuevos productos o promociones” antes de que compartan información por la web. Los requisitos de “expreso e inequívoco” significan que se prohíbe el consentimiento tácito para poder proceder al tratamiento de sus datos personales y que éste debe presentarse en un lenguaje claro y sencillo de entender. El requisito de “informado” implica que se le comunique al titular del dato personal cuando menos, lo señalado en el párrafo anterior.
Asimismo, se deberán inscribir los bancos de datos personales ante el Registro Nacional de Protección de Datos Personales del Ministerio de Justicia y comunicar la realización del flujo transfronterizo de datos personales, en caso la web se encuentre alojado en un servidor en el extranjero o las bases de datos se almacenan en un servicio de cloud computing o, en general, si dichos datos personales salen de territorio nacional.
Las infracciones por incumplir con la normativa de protección de datos personales fluctúan entre las 0.5 a 100 UITs.
Uso de Cookies:
Se entiende generalmente por cookies los pequeños archivos de datos que, al acceder a algunos sitios o plataformas webs, se descargan en la computadora del usuario y se utilizan por los servidores y páginas webs para recoger, almacenar y recuperar información sobre el usuario y sus hábitos de uso de Internet. Su nombre se origina por una analogía del rastro que dejaban Hansel y Gretel en el cuento.
Las cookies son herramientas que tienen un papel esencial para la prestación de numerosos servicios en el entorno digital, incluido entre ellos los servicios publicitarios. Por lo tanto, si se emplean cookies para captar información de los usuarios, analizar su perfil y hacer seguimiento a su comportamiento es necesario elaborar una política de cookies, que cuando menos contenga la siguiente información: (i) Explicar brevemente qué son las cookies; (ii) Describir de forma clara y detallada sobre la finalidad para las que utilizamos las cookies en nuestro sitio web, ya sean cookies de seguimiento, que almacenen información sobre los usuarios y que permite analizar el comportamiento de un usuario; o cookies publicitarias que permiten la gestión de los espacios publicitarios (frecuencia y contenido de los anuncios); (iii) Indicar quién es el que instala las cookies en el equipo del usuario, bien sea el titular de la página web o terceras personas o empresas(por ejemplo, es muy común que se contrate los servicios de Google Analytic) ys; (iv) Explicar cómo se rechazan y eliminan las cookies.
Cabe señalar que las cookies recaban información de los usuarios de una página web, por lo que se realiza un tratamiento de datos personales. En ese sentido, su uso e implementación está sujeto a lo dispuesto por la Ley de Protección de Datos Personales, en particular cumplir con el principio de información y de consentimiento, de ser el caso.
Contenido Publicitario:
La publicidad en Internet tiene que cumplir con la Ley de Represión de la Competencia Desleal, por lo que se prohíbe la publicidad engañosa, desleal o agresiva. Se deberá prestar especial atención a la publicidad dirigida a menores, consumidores vulnerables o desfavorecidos y tener en cuenta el tipo de producto que se pretende comercializar, puesto que podrían estar sometidos a regulaciones especiales.
Es importante que la publicidad no sea engañosa, pues el consumidor tiene derecho a recibir un producto o un servicio apropiado y adecuado. Es decir, debe existir una correspondencia entre lo que el consumidor espera recibir y lo que efectivamente se recibe. Cabe recordar que la publicidad se integra a la oferta, por lo que lo señalado en ella es exigible por los consumidores, aun cuando no figuren en el contrato celebrado o en el documento o comprobante recibido.
La publicidad debe ser auténtica, es decir, debe reconocerse claramente como tal. También debe seguir el principio de legalidad, lo que implica que debe respetar las normas imperativas desde su confección. Por último, la publicidad no debe inducir a los destinatarios del mensaje publicitario a cometer un acto ilegal o un acto de discriminación u ofensa por motivo de origen, raza, sexo, idioma, religión, opinión, condición económica o de cualquier otra índole.
Envío de Publicidad y contacto con el consumidor:
De acuerdo al Código de Defensa y Protección al Consumidor, están prohibidas todas aquellas prácticas comerciales que utilicen call centers, envío de mensajes de texto o correos electrónicos masivos para promover productos y servicios a todos aquellos números telefónicos y direcciones electrónicas de consumidores que no hayan brindado su consentimiento, de conformidad con la Ley de Protección de Datos Personales. Hasta el momento, la sanción más alta por este incumplimiento es de 150 UIT, que ha sido impuesta a dos empresas.
Los contenidos y los derechos de propiedad intelectual:
Una página web incluye textos, fotos, videos, imágenes, música, dibujos, entre otros. Este contenido se encuentra sujeto a la normativa de propiedad intelectual y puede ser propio o de terceros. Es altamente recomendable identificar todos los activos inmateriales a través de la elaboración de un inventario, en donde se enlisten los signos distintivos que aparecen en el sitio web; las imágenes, fotografías, fonogramas, material audiovisual, software, diseños que pudiesen estar protegido por normas de derechos de autor. Es indispensable proteger los activos inmateriales que son propios y tener la autorización del titular cuando se utiliza la propiedad intelectual de terceros.
Hay que tomar en consideración de que el hecho de que el material se encuentre disponible en internet, no lo hace de dominio público, es decir, que para utilizarlo se requiere del consentimiento del titular. Una solución para dar respuesta a la necesidad de un internet donde puedan fluir las obras creativas sin barreras la encontramos en las licencias Creative Commons, que son autorizaciones otorgadas por los creadores de las obras, y las podemos reconocer a través del símbolo CC, que nos permiten usarlas sin tener que gestionar el permiso directo de sus autores, siempre y cuando lo hagamos de acuerdo a lo que establece cada una de estas licencias.
Sin embargo, si se utilizan bancos de imágenes con las licencias Creative Commons debemos ser muy cuidadosos, puesto que la licencia podría no permitir su uso comercial ni permitir la creación de obras derivadas. “Hay que leer las letras chiquitas”. Es por ello que antes de usar un contenido gratuito que esté protegido por normas de derechos de autor, debemos preguntarnos: ¿Se puede utilizar para fines comerciales? ¿Existen limitaciones geográficas? ¿Se permiten modificaciones? ¿A qué legislación me someto si existe alguna controversia? No respetar los derechos de autor podría tener consecuencias fatales para la reputación del sitio web, e incluso implica responsabilidad civil y penal.
A modo de conclusión, la frase que dice que “todo vale en internet” es una falacia. El incumplimiento de las disposiciones legales aplicables puede conllevar a la imposición de sanciones económicas por parte de la administración pública, así como la posibilidad de ser demandados civilmente, lo cual podría impactar comercialmente al titular de la página web.
Alejandro Morales Cáceres – Abogado Asociado en el Estudio Torres y Torres Lara
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