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Fast Track: el turbo que le falta a las Obras por Impuestos

La burocracia en el Perú tiene fama de lenta, y con justa razón; las obras públicas, por experiencia, presentan un proceso de formulación y ejecución muy lento. En este panorama, el mecanismo de Obras por Impuestos (OxI) ha sido un alivio; ha permitido que empresas privadas financien y ejecuten obras públicas de forma más eficiente que el aparato estatal.

El mecanismo de OxI permite que empresas privadas financien directamente obras públicas a cambio de un descuento equivalente en el pago de su impuesto a la renta. Se trata de un modelo que alinea los intereses del sector privado con el desarrollo del país, al tiempo que le permite al Estado ejecutar proyectos sin comprometer su presupuesto inmediato.

Sin embargo, a pesar de su diseño inteligente, el OxI también se ve afectado por los mismos males que aquejan a otros mecanismos de inversión pública: plazos extensos para la viabilidad de proyectos, observaciones técnicas interminables, dificultades para la obtención de licencias y una cadena de trámites que enredan. En dicho contexto, entra en escena un concepto que suena a Fórmula Uno: el Fast Track.

El Fast Track, que en español se traduce como “vía rápida” es un procedimiento que consiste en superponer actividades o fases que normalmente se ejecutarían en secuencia. En otras palabras, es una forma de cortar camino -una suerte de atajo- sin saltarse reglas, reduciendo tiempos sin sacrificar calidad ni legalidad.

En el Perú, el Fast Track se ha utilizado con éxito en contextos donde la urgencia era crítica, como en la Reconstrucción con Cambios tras el fenómeno de “El Niño Costero” o en la organización de los Juegos Panamericanos Lima 2019. En estos casos, los proyectos no solo se ejecutaron con mayor rapidez, sino que también se mantuvo un alto estándar de transparencia y control. Curiosamente, el mecanismo de OxI aún no ha sido incluido dentro de estos esquemas de ejecución rápida, a pesar de que comparte muchas de las condiciones que harían viable y, hasta deseable, la implementación del Fast Track.

Por eso, aplicar un enfoque Fast Track al mecanismo de Obras por Impuestos no es solo una mejora opcional; es una necesidad estratégica para responder a las urgencias del país.

La implementación de un enfoque Fast Track en este mecanismo permitiría enfrentar de forma directa uno de los principales obstáculos actuales: la demora en la aprobación y ejecución de los proyectos. Hoy en día, una obra de OxI puede tardar entre 18 y 24 meses en concretarse, un tiempo que resulta excesivo si consideramos que muchas de estas intervenciones buscan atender necesidades básicas de salud, educación o infraestructura en zonas de alta vulnerabilidad. Con el Fast Track, se podría reducir este tiempo a la mitad, logrando que el impacto en la población se materialice mucho antes.

Por otro lado, dotar al mecanismo de mayor agilidad fortalecería la confianza del sector privado. Para una empresa que participa en Obras por Impuestos, la previsibilidad y la seguridad jurídica son factores clave. Saber que su proyecto no quedará estancado por trámites interminables o procesos poco claros puede motivar a más compañías a sumarse, aumentando así el alcance y número de proyectos a nivel nacional.

Además, no podemos dejar de lado el impacto que esto tendría en la ejecución del presupuesto público. Cada año, el Estado deja de ejecutar miles de millones de soles asignados a inversión, por razones que van desde la falta de capacidad técnica hasta los cuellos de botella administrativos. Asi, el Fast Track permitiría canalizar recursos privados de forma más eficiente, no solo se estarían ejecutando más obras, sino que también se contribuiría a cerrar esta histórica brecha de ineficiencia.

En consecuencia, el Fast Track potenciaría el uso de herramientas ya existentes que permiten un monitoreo más transparente y eficiente de los proyectos. Plataformas como “Track OxI”, desarrollada por ProInversión, podrían integrarse perfectamente a un esquema de ejecución rápida, asegurando que la velocidad no implique falta de control, sino todo lo contrario: resultados en menos tiempo, con estándares de calidad y trazabilidad.

La implementación del Fast Track en Obras por Impuestos no requiere empezar desde cero, pero sí implica ajustes importantes. En primer lugar, se necesitaría una reforma normativa que establezca las condiciones bajo las cuales este procedimiento especial pueda aplicarse dentro del mecanismo OxI. Esta reforma tendría que identificar con claridad los tipos de proyectos que pueden acogerse al Fast Track, priorizando aquellos de alto impacto social, ubicados en zonas de emergencia o con brechas críticas por cerrar.

Además de los cambios legales, sería indispensable fortalecer las capacidades institucionales de las entidades públicas involucradas. Funcionarios, tanto del Estado como del sector privado, deben estar capacitados para operar bajo esta nueva lógica de celeridad, sin descuidar la legalidad ni la calidad técnica de los proyectos. Esto no se logra únicamente con voluntad política, sino con inversión en talento humano y acompañamiento técnico permanente.

Asimismo, es importante señalar que un elemento fundamental para garantizar el éxito del Fast Track sería el monitoreo riguroso y continuo de los proyectos. La transparencia no debe sacrificarse en aras de la rapidez, sino fortalecerse mediante sistemas de control modernos, interoperables y accesibles a la ciudadanía. En este sentido, el rol de organismos como la Contraloría General de la República y el acompañamiento de entidades como ProInversión serán clave para consolidar un modelo que inspire confianza en todos los actores involucrados.

La realidad peruana exige acción. Las brechas sociales, la desigualdad territorial y las constantes emergencias, desde fenómenos climáticos hasta crisis sanitarias, requieren respuestas rápidas, pero responsables. El Fast Track, bien aplicado, puede ser esa herramienta que nos permita acelerar sin estrellarnos.

El mecanismo de OxI ya ha demostrado ser un vehículo eficiente, solo necesita un impulso adicional para alcanzar su máximo potencial y ese impulso, sin duda, lo ofrece un enfoque Fast Track; un acelerador legal y técnico que podría transformar la forma en que el país construye su futuro.

El Perú no necesita más diagnósticos, necesita decisiones. La implementación del Fast Track en Obras por Impuestos es una decisión técnica, inteligente y urgente. Ya existen los casos de éxito en otras modalidades, ya está probado su eficiencia y rapidez.

Mercedes Marisol Umasi Barahona, Asociada y Miembro del Área de Infraestructura y Promoción de Inversiones Público-Privadas de Torres y Torres Lara Abogados

Fuente: Expreso

 

 

 

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