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Infraestructura en Jaque: ¿Está preparado el Perú para enfrentar a “La Niña”?

En los últimos años, el Perú ha enfrentado una serie de desafíos climáticos que han puesto a prueba la resiliencia de su infraestructura. Uno de los fenómenos que se encuentra a puertas de llegar es La Niña costera, evento climático caracterizado por el enfriamiento anómalo de las aguas del océano Pacífico que puede generar fuertes lluvias, inundaciones y deslizamientos de tierra. Así, frente a la reciente alerta de la comisión multisectorial encargada del Estudio Nacional del Fenómeno El Niño (Enfen) de un posible desarrollo de La Niña costera, es crucial que el país tome medidas preventivas para minimizar los impactos en su infraestructura y, por ende, en la vida de sus ciudadanos.

En la línea de lo anterior, resulta necesario mencionar que la infraestructura en el Perú, en el Ranking de Competitividad Mundial en su edición del 2024, elaborada por CENTRUM PUCP y el Institute of Management Development (IMD) Suiza, ubica al Perú en el puesto 63 de 67 países, obteniendo como resultado en infraestructura 15.2, siendo la peor posición alcanzada en este rubro.

En ese sentido, la infraestructura del Perú, en particular en zonas costeras y andinas, es vulnerable a los efectos de eventos climáticos extremos. Así, las carreteras, puentes, sistemas de alcantarillado, colegios, centros de salud y viviendas pueden sufrir daños severos debido a inundaciones y deslizamientos de tierra.

Además, la falta de un mantenimiento adecuado y la construcción en áreas de riesgo aumentan la susceptibilidad a estos fenómenos. Un claro ejemplo de esta vulnerabilidad se observó en el 2017, durante el fenómeno de El Niño Costero, que causó daños significativos en la infraestructura del norte del país, afectando gravemente la economía y la calidad de vida de miles de peruanos. La experiencia de este desastre subraya la importancia de estar mejor preparados frente a La Niña costera.

Es por ello por lo que, para mitigar los efectos de La Niña costera, es fundamental implementar una serie de medidas preventivas que fortalezcan la infraestructura y protejan a la población:

1. Evaluación y Mantenimiento de Infraestructura: Realizar inspecciones regulares y el mantenimiento adecuado de carreteras, puentes y sistemas de alcantarillado es esencial para garantizar su funcionamiento durante eventos climáticos extremos. Las autoridades deben priorizar la reparación de estructuras dañadas y asegurar que los materiales utilizados sean resistentes a las inclemencias del clima.

2. Construcción en Zonas Seguras: Es vital evitar la construcción en áreas propensas a inundaciones y deslizamientos. Las políticas urbanas deben promover el desarrollo en zonas seguras y la reubicación de comunidades que viven en áreas de alto riesgo.

3. Sistemas de Alerta Temprana: Implementar y mejorar los sistemas de alerta temprana puede salvar vidas y reducir daños materiales. Estos sistemas deben ser capaces de proporcionar información precisa y oportuna sobre el clima, permitiendo a las autoridades y a la población tomar decisiones informadas.

4. Educación y Concienciación: La educación de la población sobre los riesgos y las medidas de prevención es crucial. Campañas de concienciación pueden ayudar a las comunidades a estar mejor preparadas y a responder adecuadamente ante una emergencia.

5. Inversiones en Infraestructura Verde: La infraestructura verde, como la reforestación y la creación de áreas de absorción de agua, puede reducir el impacto de las lluvias intensas. Estas soluciones naturales ayudan a controlar las inundaciones y a proteger el suelo de la erosión.

El Perú, como muchos países en desarrollo, enfrenta una significativa brecha de infraestructura que limita su crecimiento económico y social. Para abordar esta problemática, es esencial no solo aumentar las inversiones, sino también diversificar las modalidades de contratación que permiten una implementación más eficiente y efectiva de proyectos. Aquí exploramos algunas de las principales modalidades de contratación que pueden ser empleadas en el Perú para disminuir esta brecha de infraestructura, contrataciones Públicas Tradicionales, Asociaciones Público-Privadas (APP), Obras por Impuestos (OxI), Concesiones, entre otras.

Cada una de estas modalidades tiene sus propias ventajas y desafíos, y su efectividad depende de una serie de factores, incluyendo el marco legal y regulatorio, la capacidad institucional, la transparencia y la rendición de cuentas. Para maximizar el impacto de estas modalidades, es crucial que el gobierno peruano promueva un entorno favorable a la inversión, fortalezca las instituciones encargadas de supervisar y regular los proyectos de infraestructura, y garantice la participación activa de todos los actores involucrados, incluyendo el sector privado, las comunidades y la sociedad civil.

Por lo antes señalado, el gobierno peruano tiene un papel fundamental en la planificación y ejecución de estas medidas preventivas. La asignación de recursos adecuados y la coordinación entre diferentes niveles de gobierno y sectores son esenciales para una respuesta efectiva. Asimismo, la colaboración con organizaciones internacionales y el sector privado puede fortalecer las capacidades del país para enfrentar estos desafíos.

La sociedad también debe asumir un rol activo, respetando las normativas de construcción y uso del suelo. La resiliencia frente a fenómenos climáticos extremos no es solo responsabilidad del gobierno, sino de toda la comunidad.

La alerta de un posible desarrollo de La Niña costera debe ser una llamada a la acción para el Perú. La prevención y la preparación pueden hacer la diferencia entre una catástrofe y una situación manejable. Invertir en infraestructura resistente y sostenible, junto con la educación y la concienciación de la población, es clave para minimizar los impactos de este fenómeno y proteger el bienestar de los peruanos. Las experiencias pasadas deben servir como lección y motivación para construir un futuro más seguro y resiliente.

Finalmente, diversificar las modalidades de contratación y adaptar las estrategias a las características específicas de cada proyecto y región puede ser clave para cerrar la brecha de infraestructura en el Perú. Al aprovechar las fortalezas de cada modalidad y fomentar la colaboración entre el sector público y privado, el país puede avanzar hacia un futuro con infraestructuras más robustas y resilientes, esenciales para su desarrollo sostenido. 

Mercedes Marisol Umasi Barahona, Miembro del Área de Infraestructura y Promoción de Inversiones Público – Privadas de Torres y Torres Lara Abogados 

Fuente: Expreso 

 

 

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