Lo que nos viene enseñando esta pandemia y lo que veremos en un escenario Post Covid-19, es el grado de incertidumbre por la que la sociedad está pasando. No solo la difícil situación económica que millones de personas están afrontando, sino el acelerado avance de la tecnología hace que nuestras competencias puedan quedar obsoletas en corto periodo de tiempo.

¿Cómo afrontar dicha situación? Aprender a ser flexibles ante situaciones tan cambiantes y reinventarse, ya sea creando un nuevo negocio, estudiar una nueva carrera, descubrir una nueva afición. Todo nos lleva a ordenar nuestras ideas hacia nuevo emprendimientos.

Cualquier oferta de un nuevo producto o servicio necesitará una marca que lo distinga; cualquier creación artística plasmada en una obra estará protegida por los derechos de autor, y cualquier financiamiento para posibilitar su explotación económica requerirá ceder derechos patrimoniales. Asimismo, los grandes esfuerzos de médicos o ingenieros en desarrollar nuevas vacunas que permitan palear esta pandemia, requerirán protección mediante el desarrollo de nuevas patentes.

El Estado protege la propiedad intelectual, no solo para premiar la creatividad de sus ciudadanos, sino también para reconocer el esfuerzo y todos aquellos aportes que estos brinden para el bienestar general.

En todo acto de emprendimiento, la propiedad intelectual estará presente para proteger nuestros derechos, en algunos casos ya plasmados con la creación de obras, como obras literarias, software, obras plásticas, obras audiovisuales, o con algún registro, como marcas, patentes, diseños industriales, diseño de utilidad etc. Quizá en un inicio solo sea necesario realizar un registro, pero conforme el emprendimiento vaya tomando forma, nuevas aristas de protección irán surgiendo, y por ende se evaluará proteger mejor nuestros derechos.

El derecho de propiedad intelectual tiene que ser nuestra guía, porque sin ella no tendremos las bases para proteger nuestro emprendimiento; trabajar para que un tercero se apropie de nuestras ideas ya plasmadas en un producto o servicio nunca será bienvenido.

Finalmente el Estado no debe quedarse atrás; hoy, más que nunca, debe interesarse en incentivar la investigación; las tesis de investigación para optar el grado era lo habitual hace más de 30 años, y ello se fue dejando de lado. Vemos con beneplácito, cómo algunos profesores y alumnos de universidades, desde el inicio de la pandemia, han hecho esfuerzos en desarrollar nuevos inventos en un esfuerzo de reducir la escasez de equipos médicos por la que afrontaba nuestro país. Esto debe ser solo el inicio.

Resulta difícil pero vale la pena intentarlo.

Mauricio Paredes Contreras – Asociado Senior del Área Corporativa de TyTL Abogados

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