La libertad de expresión es un derecho fundamental y un pilar para el desarrollo de las sociedades democráticas, desempeñando un papel crucial en el desarrollo cultural, social, político y personal. En la era digital actual, la creación y expansión del Internet ha tenido un impacto significativo en la libertad de expresión y ha sido un catalizador de cambios radicales en la forma en que compartimos nuestras ideas y opiniones. El Internet ha ampliado enormemente la capacidad de las personas para expresarse libremente.
El Internet ha transformado radicalmente la comunicación y el intercambio de información. Asimismo, ha democratizado el acceso a la información y la expresión pública, ampliando la libertad de expresión sin precedentes. Es así como se ha creado un escenario global donde las voces, incluso aquellas previamente marginadas, pueden resonar sin fronteras ni restricciones geográficas, fomentando la libre circulación de ideas, opiniones y pensamientos, así como la participación ciudadana en debates de interés público. Además, ha sido una herramienta poderosa para el activismo y la movilización social en línea, permitiendo la organización de protestas y difusión masiva de información sobre causas sociales y políticas, demandas de justicia y cambio.
Sin embargo, junto con estas oportunidades y avances, han surgido desafíos que plantean interrogantes sobre la integridad y relevancia de este derecho fundamental en la era digital. La manipulación y control de la información, la censura gubernamental, la proliferación de desinformación y noticias falsas, la moderación del contenido por parte de las plataformas tecnológicas, el monopolio de dichas plataformas y la intolerancia e incitación al odio, son solo algunos de los retos que enfrenta la libertad de expresión en Internet.
Es importante destacar que la regulación de la libertad de expresión en Internet es un tema controvertido que plantea dilemas éticos y prácticos, ya que involucra un equilibrio adecuado entre la protección de la libertad de expresión y garantizar la responsabilidad de los actores involucrados.
En el mundo digital, las empresas tecnológicas que controlan las plataformas de Internet tienen la responsabilidad de moderar y controlar el contenido para proteger a los usuarios de información inadecuada conforme a sus normas y políticas internas. Sin embargo, esta moderación plantea interrogantes sobre quién debería definir los límites a la expresión aceptable y si estas decisiones podrían coartar la diversidad de opiniones en línea.
Por su parte, la censura en Internet puede ser realizada por diversas entidades como empresas, gobiernos o grupos de interés. Estas entidades restringen el acceso a información sensible, controvertida, peligrosa o que podría implicar un riesgo para la seguridad, lo que genera dudas sobre si las plataformas que censuran contenido están ejerciendo sus derechos como empresas privadas o violando la libertad de expresión.
Es importante señalar que la diferencia entre el control de contenidos y la censura radica principalmente en su enfoque. El control de contenidos se centra en supervisar que el material no sea inadecuado para proteger a los usuarios según las normas establecidas, mientras que la censura implica la supresión o restricción del contenido basándose en ideales o temas políticos, religiosos, entre otros. En esencia, el control de contenidos busca garantizar la seguridad y adecuación del material, mientras que la censura se relaciona más con la eliminación de cierto tipo de expresiones.
Medidas como la suspensión de perfiles, el bloqueo de contenido o eliminación de publicaciones son ejemplos de acciones de control de contenidos y censura que han afectado incluso a figuras públicas por comentarios polémicos o discursos de odio en línea. Estas acciones no solo contravienen las normas de las redes sociales, sino que también pueden representar riesgos para la seguridad nacional y otros intereses de mayor envergadura.
Los gobiernos también suelen aplicar censura en línea y restricciones para regular la información y la libertad de expresión en línea, por motivos de interés políticos, sociales o de seguridad nacional. En algunos países con regímenes autoritarios, se imponen medidas rigurosas, como bloquear plataformas o sitios web críticos hacia el gobierno y detener a quienes se expresen en contra a través de Internet.
En vista de ello, el debate sobre la necesidad de la regulación de la libertad de expresión en Internet es un tema complejo y controvertido. Algunos defienden la regulación de Internet como una medida efectiva para garantizar la seguridad en línea y proteger a los usuarios contra un contenido violento, extremista o ilegal, así como para prevenir la desinformación y promover un entorno seguro y democrático. Sin embargo, otros sostienen que la no regulación de Internet protege la libertad de expresión sin restricciones, evita la censura gubernamental o corporativa y fomenta la innovación y la creatividad en Internet.
Independientemente de nuestra postura en este debate, consideramos esencial implementar medidas para salvaguardar y fomentar la libertad de expresión en Internet. Estas medidas abarcan garantizar el acceso universal, proteger la neutralidad de la red, fortalecer la protección legal, promover la transparencia y responsabilidad de las plataformas, mejorar la alfabetización mediática, diversificar medios y opiniones en línea, así como establecer mecanismos de rendición de cuentas.
Sin perjuicio de la necesidad innegable de regular ciertos aspectos del contenido en Internet para proteger a los usuarios y promover un entorno digital seguro y democrático, existe el riesgo de que estas restricciones limiten la diversidad de opiniones y coarten la libertad de expresión. Encontrar el equilibrio adecuado entre regular el contenido en línea y preservar la libertad de expresión es fundamental. Iniciativas como la moderación de contenido en plataformas digitales han logrado este equilibrio con éxito, junto con políticas de transparencia que garantizan decisiones justas y transparentes sobre el contenido.
Es nuestra responsabilidad como usuarios de Internet el contribuir a un entorno en línea más seguro y respetuoso. Esto implica ser críticos y responsables al interactuar en Internet, promover un debate saludable, combatir la desinformación y el contenido perjudicial. Finalmente, resulta crucial que las empresas tecnológicas y los gobiernos trabajen juntos para establecer regulaciones que nos protejan sin comprometer nuestro derecho a la libertad de expresión.
Maria Paz Aliaga Barrantes, Miembro del área de Derecho y Nuevas Tecnologías de Torres y Torres Lara Abogados
Fuente: Expreso